Caminaba perdido en la selva de concreto aquel día
cuando todo lo perdí
La mujer que tenía por dama solo había sido un
espejismo mudo al azar
Doce años, dos hijos nacieron, de aquel idilio como
gotas del agua al amanecer
Como humano reí, lloré grité y extrañado de no
saber el ser de mi camino
Habían secuestrado mi cuerpo, mis pensamientos,
presente ella como testigo
Te considerabas infalible, virtuoso y heroico,
ahora soy yo quien tengo el poder
Los dos acompañantes saciados me atormentaban a
insultos, tortazos y golpes
Preparaban el somnífero que me sumió en el
olvido entre la negra noche.
Invadido de onirismo luchaba contra aquella
pesadilla de pena insoslayable
Sin saber de los cuántos días, desperté abatido por
mi raudal memoria
Aun creía que la pesadilla continuaba, miré hacía
mis pies y nada me arropaba
Desnudo me encontraba, tirado en el piso como
mendigo sin casa.
Pensé entre la penumbra que robaba el rostro de mis
pies, mis manos y mi cara
Mi espíritu arrodillado cuidaba el raptado por dos
secuaces y mi esposa;
Comprendí que el amor había llegado a su final al
igual como mis días
No saber cómo despertar, que hacer, que pensar en
la pesadilla enmudecida.
Pasaron no sé cuántas horas pero llegó el día de
los martirios y más tortura
Abatido contra el suelo Pude gritar, quieren dinero
pero cesen ya los golpes
Nada escuchaba, hasta que del cansancio de ellos
escuché en silencio sepulcral
Morirás, sino vomitas tu silencio, cual silencio
pensé y de que trato me hablaban
Querían todos los secretos que durante años había
guardado mi pensamiento
Recordé el instante de las preguntas que hacía la
periodista cada dia de sexo
Supe que durante doce años había dormido con la
mujer, enemiga de mi destino
Si, la desvergonzada mormona que fungía como ni
esposa, tejía su fortuna.
Vi mí ser hombre llorar en cualquier lugar, otros
riendo por muchas cosas;
Al instante replicó mí espíritu: quien así ríen
alguna vez llorarán al mismo tiempo.
De la vida la calle y el ser humano muchas cosas
han de esperarse en adversidad,
Vi mi espíritu consagrado y los años que habían de
pasar, no moriré me dije.
Logré liberarme mientras morían los desalmados
hombres considerados incólumes
Di parte a las autoridades y a las leyes, mientras
ella desaparecía casi de la tierra
seis meses hice de agente secreto, la
localicé en una pocilga de barriada
Quería hacerme pasar por desquiciado, excéntrico,
haciéndose la hostigada.
Del peso y el rigor de la ley y la justicia, de ser
acusador pasé a ser acusado
Defensa inmediata, los hombres perdemos todo y para
nosotros no hay resguardo
Inventó la historia que andaba mendigo y por tal
había pensado en resguardarme
Mostré las fracturas de mi cara, mis costillas y
como perdí algunos dientes
fiscal y el forense se percataron de hacer los
análisis de siempre y de costumbre
asentaron la denuncia que encubría aquella canalla
que se hacía pasar por cristiana
Su compañía era el obispo mormón a su favor
actuando como otro gran canalla
Hasta donde llegaban estos mormones infatúo para
tapar sus más viles patrañas.
Es la vida la calle y el ser humano desvalido
deleznable que es truncada su defensa
partí hacia otro estado, porque saliendo de un
banco me lanzaron metralla
Me tiré contra el pavimento y por milésimas casi
muero, de nuevo expiro
lo bancario donde lo que me quedaba mancomunado
había sido raspado.
Todo perdido, y La casa que tenía en mi ciudad
natal por poco casi me la arrebata
Meses deambulado por ciudades, la nostalgia me
invadió por no conseguir refugio
No visité familia para no exponerlos a ellos,
creían que viajaba como magnate
Decían por teléfono, por fin te quitaste de encima
a la fungida periodista fulana.
Nadie sospecharía en el tiempo, la vulgar
delincuente se hiciera pasar por patriota
Reporteando indemne e ilesa en medio de los rojitos
del gobierno entremezclado
Aprovechó polizontes y fungiendo de inocente
me mando a extorsionar
Pero cayeron por la ley y sentenciados los esbirros
están pagando el descaro.
Ahora veo a mis hijos desde la distancia, pues ella
los contagió con sus argucias
La niña es una princesa de dieciséis años ahora, el
varón un pavo de diecinueve
Pasado ocho años y del sanador de cuerpos que fui, ahora
escribo mis memorias
Brotó de nuevo el escritor que en aquella época de
vivencias menguado reposaba.
Conocí calles solitarias, la paz en noches de
plazas infructuosas, tedio y melancolía
En olvido pasé desapercibido, de sanador médico
convertirme en omnibusero
Recorrí américa latina, desde Caracas, cumbres
bolivianas, llegar a la Patagonia
Meses de conocer gente, meditar, escribir y dormir
en compartimento de autobús.
El noble corazón brinda dicha y no deja sollozar.
Ahora rio, anoto los recuerdos
Salvado por editor de realidades, del olvido las
cartas y poemas que nunca envié
Libros y notas inéditas la innombrada había quemado
por venganza a mi memoria
feliz escribo, antiguas notas, amando a la doncella
de mis peregrinos sueños
Mi doncella es adorable, de ella jamás he de
preocuparme ni siquiera cuando sale
Lo perdido, Dios me lo repuso sin olvido, porque
ella es más bella que cualquiera
Su alma y corazón es de musa que vuelve de lejos a
cantarme viejas canciones
sintiéndome como adolescente que halla en el camino
a una princesa rica añorada.