Portafolio de Laab Akaakad

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lunes, 6 de diciembre de 2021

Milagros de Papá Noel - Un Cuento de Laab Akaakad

Una tarde aromática de abeto y bayas silvestres, parado desde el mirador de mi morada, veía deleitado arboledas araguaney de oro y violeta, frondas similares a estación otoño; apreciaba distantes bosques matizados de hojas escarlata, frescor del céfiro almizclado de flores, paisajes con visos madrigales inspiró abrigados sentimientos y decidí buscar desde las ventanas mágicas del ordenador imágenes de neviscas, arbolitos de época decembrina. Regocijo inspiró, sentí dibujar una sencilla estampa, pero hermosa postal para mí página de poesía y obsequiar a mis amistades un presente de navidad.

Observé lugares, todos maravillosos, produciendo gran deleite, no quería suntuosidad, sólo algo admirable, sencillo pensaba; tal como debe ser la navidad con su recogimiento en solícita fecha, mostrar humildad y el amor por los semejantes. Había pasado muchas horas en la búsqueda, hice el último intento merodeando por Finlandia.

El inmediato escudriñar mostró paisajes níveos y arboledas cubiertas de nevisca, al momento de entrar un título de una imagen resaltaba con fulgentes colores nacáreos y hojarascas ataviados de candor nevado, quedé deleitado con el portal de Laponia finlandesa, imaginé nogales adornado con inquietas ardillas comiendo nueces; la curiosidad de compenetrar con aquel portal de maravillosas fotos con niños y adultos retozando en la nieve y haciendo peticiones a Papá Noel como es la costumbre en lugares Europeos y sin olvidar como le nombran en otras comarcas remotas, Santa Claus, San Nicolás y el niño Jesús en algunas zonas de Sudamérica.

Atraído por las maravillosas postales, me detuve en el libro de visitas y escribir un comentario por tan magnífico portal. De inmediato diviso numerosas niñas, jovencitos y adultos escribiendo peticiones al mágico ser de los obsequios navideños. Medité la distancia entre ser adulto y tener corazón de niño y lo que grandes pierden, sentimos emoción mágica consagrada a la navidad; los intercambios y obsequios avivan reminiscencias. Comencé a leer las peticiones y a medida que observaba, mis lágrimas humedecían mi rostro, reviví mis días de párvulo y de mucha inocencia.


Exaltada mi alma por la lectura de peticiones, entusiasmado observé adultos pensando como niños y haciendo peticiones de infinitos anhelos, percibía el sentimiento hacia el señor de los regalos, eternizando en los corazones. 

Adentrando vislumbré el portal en diferentes años, sólo había petitorios, no leía que alguien respondiera con esmero, papá Noel se había adormilado. ¡Un portal atrayente para entretener con el actor adjudicado de todos los tiempos! de imaginar aquello no podía creerlo. Niños y adultos de muchas partes del mundo cifrando sus peticiones, por la forma de escribir y pedir, sentía que muchos entrañaban cosas inalcanzables, un yate para su papá, otros un automóvil para su mamá, disímiles denotaban buena posición social, no pedían un ordenador, ni una colección de cuentos, pedían a papá Noel estar presente en la intervención quirúrgica estética de su mamá para que quedará más bella; pedidos suntuosas como ir toda la familia de viaje por las riberas mayas o lugares el cual se requiere bastante dinerito, donde al saber lo difícil que es viajar, imaginé eran niños sin dificultades económicas.

Aquella tarde de septiembre quedé pensativo, no sentí desánimo por tantos niños que aprecian la navidad sólo por los obsequios, lo mágico místico claramente es pedir, sin servir.

Seguí escudriñando y a medida que leía mi alma resquebrajó, fue cuando muchos otros niños con ilusiones y amor en su corazón me hizo palidecer y mis lágrimas bajando como si fuese yo el niño que nunca recibió nada en la navidad. Manuel un niño salvadoreño de once años, con sencillez y humildad escribía su petición. Papá Noel, como ya sabes, mis padres han fallecido, aunque papá fue de algo natural hace dos años; no guardo rencor contra los hombres malos del barrio que le quitaron la vida a mi mamá para robarle la navidad pasada, por ahora estoy con mi tía Mirna; sabes papá Noel, he pedido al señor de alquiler de computadores me permita enviar esta cartica a alguien importante y luego cuando haya vendido el periódico vespertino le pagaré, te lo digo Papá Noel porque quisiera me dieras tu bendición y así vender los periódicos y con los ahorros hacer una pequeña cena de navidad con mi tía Mirna y mis tíos, ellos no creen en ti, pero te pido hagas algo lindo para que ellos vuelvan a tener sentimientos de navidad y hagas un milagro de que mi tío Jacinto no tome más licor, sé que te he pedido muchas cosas, pero si puedes, para mí un violín, sueño tocar violín y creo será fácil aprender. Espero perdones tanto pedirte, pero solo tú puedes socorrer. Bendíceme y espero me recuerdes. No dejaré de creer en ti, eres el mejor amigo de todos los niños del mundo, te escribe Manuel Vicencio.

Mis lágrimas habían sido tantas que perdieron la sal, aquel mensaje paralizó mi ser espiritual, puse mis manos en mi cara y no llegara mi esposa y llorando me encontrara por aquella historia que no era mía, sin embargo, ella al verme hipando brindó consuelo. Con mis ojos cerrados y con tan fuerte nostalgia por los niños desamparados del mundo tuve un pequeño sueño que era Santa Claus o como muchos le llaman Papá Noel. Me vi leyendo cartas y con la indumentaria de Papá Noel. 

Luego del apoyo vivificante de Helena mi esposa, llené de valor mi ser y sin pensar que pasaría, o si aceptaran mi respuesta como papá Noel, de inmediato decidí responderle a Manuel. Jojojojojojo, Hooola mi querido Manuel cumplidos para ti, eres un jovencito lleno de mucho amor, recibe mi bendición para que ahorres para tu cena de navidad, y habrá deleite en tus navidades, nuestro padre celestial bendice a todos sus hijos, él lo sabe todo y tú solo mantén tu fe, con amor papá Noel. Seguí leyendo mensajes. Dos gemelas pedían para los niños del mundo; Papá Noel, Amelia y yo Andrea te saludamos, deseamos para este año lo que nos vayas a traer, queremos que lo des en secreto a otros niños, en especial a las niñas Carol y Beatriz, sus padres están sin trabajo, te pedimos que les des salud, mucho amor y un trabajo para su papá Marcos y un vestido nuevo para su mamá Elisa, por favor es un secreto entre nosotras y tú. Mi alma se recobraba y volvía a caer, mis ojos secaban y volvían a humedecer; osado respondí. Jojojojojojo, Hooola mis lindas doncellitas, reciban mi bendición y aceptaré vuestro pedido y considérenlo secreto. Aquel pedido de aquellas dos niñas de 12 años, realzó mi ánimo y continué leyendo. Por mi mente cruzó responder a todos los niños que escribían en habla hispana y en otros idiomas utilizando el traductor. El valor se apoderó de mí, once horas tenía leyendo peticiones y respondiendo mensajes.

Niños y adultos de toda la América, Europa, Asia, África y lugares remotos. Fascinado quedé al hallar personas conocidas y entre ellas la poetisa Claudia Beatriz, su petición consistía en reunir a tiempo para hacer un viaje a Paris al cumplir sus cincuenta años en los días de enero. Igual di respuesta, le hice saber que estaba de asistente preventivo de papá Noel, ya que en cada mensaje debía dejar mi correo y la dirección de mi página de poemas, para poder ser aceptada la petición.

Las horas irrumpieron sin darme cuenta, las tres de la madrugada y estaba despabilado; Helena apareció y sentándose a mi lado susurró con amabilidad, vamos acostarnos, oramos a Dios para que los niños del mundo tengan consuelo. Así lo hicimos, di por finalizado mi atrevimiento, la compresión de mi compañera proveyó mucha paz. Oramos, quedándonos dormidos de inmediato.

Desperté despejando el alba sus nimbos, encendí mi ordenador, al activar la mensajería sorpresa para mí, tenía numerosos correos de peticiones y muchos saludos desde el portal de papá Noel. Inmediato llamé a mi esposa, mostré los mensajes, mirando mis ojos respondió: - Ahora debes discernir, saber responder y sobrellevar este cometido que se ha gestado por alguna razón entre los dueños de ese portal y tú.

Tomé aquello tan real y formal que mi sentimiento sentía loado, invadiendo mi esencia para mis semejantes, reavivando la navidad de mil formas y sentí que debía hacer mi contribución. Creció mi ilusión; poder escribir a niños de cualquier lugar, con anterioridad no sabía cómo hacerlo y por qué no para muchos adultos. La espera había tocado mi umbral de esperanza, siempre anhelé ser al menos el asistente de Papá Noel, pensaban en los niños del mundo como mis hijos que deseaban mantener viva la navidad. Rondé el bellísimo paisaje repleto de nieve y lagos gélidos, pronto llegó insondable el sentir del anciano más querido por los chicos y grandes del orbe. Di respuestas a las cartas. Extendí un mensaje a los adultos, propiciaba la emoción. Si eres un niño de corazón y crees en el milagro de la navidad, jamás dejes de vivirlo, seguramente te emocionará sirviendo con amor aunque fuese en sueños; la navidad es momento de lazos y júbilo.

Llegaron los días decembrinos, entre responder saludos y cumplidos, muchos sentían el entusiasmo de escribir, adultos de américa del sur se habían sumado a los petitorios, sensatos cifraban sus cartas. Mi amiga poetiza respondió estar encantada que fuese el asistente de papá Noel, sabía que su dicha la colmaba de alegría. Extraordinaria y maravillosa la ilusión y esperanza que los chicos tienen hacia San Nicolás, Santa Claus o Papá Noel.

Providente había llegado la forma para los niños de comunicarse con el señor de los obsequios y poder imaginar con generosidad sentir las visiones realizadas con las esperanzas de compartir con noble sentimiento y placidez para un mundo mejor.

Amigos que no imaginaba donde estaban, ni forma de saber de ellos escribieron a través de mi portal. Júbilo y satisfacción sentí por aquella navidad, mis hijos enterados de lo que sucedía escribieron sus cartas y la satisfacción colmó mi paz.

Llegó el día de la cena navideña, sólo mi compañera, un cuñado acompañante iniciamos la cena de nochebuena, éramos los únicos, mis hijos desde otras ciudades pidieron sus bendiciones por teléfono. Oramos por la paz de la humanidad y por el regocijo de los niños del mundo y felices pascuas y venturoso fin de año. Desde el balcón vislumbrar los fuegos artificiales multi colores esparcidos por el cielo de la ciudad, un vecino taiwanés desde su terraza proyectaba el cielo de luz, yo lanzaba mis bombeadores como chiquillo.

La mañana del veintiséis abrí el buzón para leer los correos, tenía miles de mensajes de gratitudes, niños y adultos agradecidos por los mensajes navideños y a los que había respondido, todos felices por los obsequios recibidos. Busqué el de Manuel, el de las gemelas y otros llamativos que habían estremecido mi inquietud. Encontré el de Amelia y Andrea, la respuesta determinaba felicidad en ellas, su padre había dado empleo al señor Marcos y obsequios de navidad llegaron aquel hogar humilde que ellas conocían. Gracias Papá Noel, has hecho milagros, felices pascuas, te amamos con el corazón.  

Imaginaba sus rostros llenos de angelical ternura y de gozo, la felicidad que había llegado a sus corazones con tan majestuosa respuesta de amor y gratitud.

La tarde del veintiséis al leer un majestuoso correo donde un ser místico y jovial envió un escrito de simpatía y paz, aquel correo no venía de la casa de Papá Noel, consideré gracioso dijera en su membrete, desde el polo norte. Estimado amigo gracias por haber tenido la iniciativa mágica y piadosa al responder a muchos niños en el mundo y en sus respectivos idiomas, sé y siento que siendo decidido al hacerlo, orientó toda su ánimo sin pensar en travesear con los sentimientos de tantas almas, de mi parte os doy mis bendiciones y desde este momento seguiremos siendo dos amigos entre los sueños y las fantasías, y aunque el mundo tenga cambios, siempre habrá corazones llenos de amor y correspondencia en la sencillez del espíritu.

En adelante sin ser una imposición para preocupación, os pido puedas todos los años poder seguir realizando la asistencia de quien suscribe esta carta de amor y ventura. La inspiración es sabiduría que llega por añadidura a todos los hombres que aman a Dios por su buena voluntad. Atentamente, Tu amigo Papá Noel.

En total humedad de mis ojos, lágrimas bajando por mis mejillas, apenas podía leer y releer aquella carta y gozo hubo en mi alma, entre lo que pensaba llegó la imagen del pequeño Manuel, sentía inquietud. Mientras observaba hermosos rayos y fulgores del ocaso, encantador crepúsculo; llegó respuesta de mi amigo humilde. Papá Noel estoy muy agradecido con tus bendiciones, tuvimos una cena de navidad muy linda, gracias a ti por tu bendición pude tener buenos ahorros, mi tío Jacinto desde principio de diciembre no ha tomado más licor, ya no venderé más periódicos, el dueño de la empresa me ha dado un trabajo por las tardes; sabes Papá Noel al despertarme a la mañana del veinticinco, lloré de alegría cuando vi el violín que tanto quería, yo sabía que tú harías muchos milagros en estas navidades, sé que muchos niños en el mundo están felices; quiero seamos amigos, y desde mi humilde hogar saludos a tu compañera que sé que te ama, porque tu amas a todos los seres del mundo, te quiero mucho, siempre creeré en ti, 

Manuel Vicencio.   Feliz Navidad.

Laab Akaakad


Este cuento concursó en el año 2015 en la Universidad de Finlandia, departamento de literatura y lo descalificaron por considerarlo demasiado fantástico, desestimando que es de navidad y basado en una historia real. Tres miembros jueces del concurso pidieron que todo el concurso fuese dado por desierto y ese año no hubo premio a quien otorgar. Cumplo con informar este hecho para dar por sentado que no se le da estimulo a quien se lo merece y se quebranta el principio del merito y la ética. Pero esa actitud anti literaria de quienes actuan así me hizo tener más ganas de seguir escribiendo. Es mismo año fui nominado al premio Nobel de Literatura.

Gracias  


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