Por las
madrugadas veo al Espíritu de Dios visitar a los vivientes, y comprendiendo
estas visiones entiendo que la vida pende de un hilo celeste y que el hombre se
resiste aceptarlo.
Estamos en
una prueba irrefutable en un momento histórico del vivir en medio de una
pandemia global, de un patógeno diezmando a la humanidad, un mal desprovisto de
bien y caracterizado por destruir sin contemplación. Pero las personas no quieren observar el mensaje, o doblan las rodillas y
el hombre busca su arrepentimiento o el planeta quedará con muy poca gente.
Revisemos qué dicen las sagradas escrituras y sin delirios aceptemos las conclusiones: